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El fin esencial de la asociación reside en crear el espacio propicio para la discusión e intercambio de ideas entre los asociados con el objetivo de transformar el fenómeno jurídico en sus diversas manifestaciones: impartición de justicia, solución de conflictos, enseñanza-aprendizaje, así como la elaboración, modificación y aplicación de la legislación vigente. Es también un medio para llegar de manera libre al análisis de los temas que giran en la esfera del derecho, sin estar nuestro juicio condicionado a agradar a un individuo, corriente política o ideológica.

martes, 13 de enero de 2009

Misión de Igualdad: ABORTADA


Por: Edgar Martín Padilla*


La mujer tiene derecho a decidir sobre su cuerpo y sobre lo que puede hacer con su vida. Tiene derecho a desarrollarse y alcanzar el máximo de sus potencialidades sin mayor limitación que las establecidas en la ley.

El artículo cuarto consagra el derecho de planificar en número de hijos que queramos tener.
Incluyendo cero.

Con estos argumentos se lanzaron a la batalla un grupo de personas a favor de la despenalización del aborto realizado antes de las doce semanas de gestación. Era un intento por emular la legislación española, que ya años atrás lo tenía así especificado.

Cuando hablamos de alguien que quiere abortar, a nuestra mente viene esta imagen un tanto didáctica de la joven indefensa que se entregó a un patán (para entonces prófugo). Vemos también en la escena imaginaria al Doctor (yo lo imagino un tanto gordo y con el cabello entrecano) del clandestino espacio que será centro de operaciones del “proceso” que terminará con un “producto”, (al que nos aterra llamar “deceso”).

Nunca pensamos en que la joven pueda simplemente no querer concebir, o que sea irresponsable. Nunca tampoco en que el joven sea un tipo responsable de sus actos y desee tener al bebé, en lugar de eliminar al “producto”. Tampoco imaginamos a un Doctor que día a día sueña con mejorar al mundo, con servir y cuidar la vida, y que ahora se vuelve obligado a realizar lo contrario.

La verdad es que quienes sean los personajes responsables y cómo sean, da lo mismo. No importan sus intenciones o su posición en la vida, pues la discusión del aborto debe estar en otra parte. Desgraciadamente las corrientes de feminismo a ultranza y una sociedad que vive en estado de somnolencia provocada por nuestra educadora número uno: la televisión, han terminado por hacer de la madre el centro de gravedad de la discusión del aborto.

La realidad es que la discusión sobre este tema no debería tener ese tinte tan rosa. Eso es un juico apriorístico y medio muy a la ligera. Preguntémonos quien es el ente más afectado en esta discusión, y tendremos un caminito claro para la respuesta.

¿No será que en la polémica del aborto se debería pensar en el abortado? ¿Debería verse todo desde el punto de vista de la mujer embarazada? ¿Es ella a quien se va a eliminar? ¿Es ella quien se ve más alterada en su estructura existencial en el caso del aborto? Yo quiero que toda mujer se desarrolle, que alcance el máximo de sus potencialidades y viva una vida feliz. En serio. Pero también las mujeres que aún no cruzan la frontera vital de las doce semanas. También ellas. ¿Pensarán estas corrientes de feminismo en las mujeres que son abortadas?

La vida no vale nada, decía José Alfredo. Pues quizá valga algo, pero no vale tanto como el sano y feliz desarrollo de una mujer. Ni vale tanto como el equilibrio emocional de quien tiene una criatura nueva en su interior. No tanto.
Vale, pero menos. Igual que el derecho del hombre a tener hijos. Y es que todos somos iguales, pero unos más iguales que otros.

Parece que a todos se les olvidó que al hijo lo hacen dos, y aunque en la mayoría de los casos quien aborta no cuenta con el apoyo de su pareja (aunque si el bebé es producto, al hombre debería llamársele colega o compañero laboral) la ley debe ser inclusiva y considerar el caso de que el varón quiera tener a su hijo. ¿No tiene derecho el hombre a tener un hijo?

Dice la legislación: “El individuo tiene derecho de planificar el número de hijos que quiere tener...” Más bien deberían modificar la parte de “el individuo” y cambiarla por la de “la mujer”, pues para ella es tan fácil cómo ir al Distrito Federal y practicarse un aborto con el abrigo de una ley que ni siquiera le pide decir porqué. Así es, la legislación le permite a la mujer practicarse un aborto sin dar ninguna explicación a los que participen en el acto.

Este error en la legislación, no ha sido valorado por los eminentes Ministros de la SCJN, pero seguramente (espero) se darán cuenta.

Lo que en realidad me preocupa es que aquí nos damos cuenta de cómo un feminismo exacerbado e incontrolable se ha apoderado de la discusión del aborto. México es una sociedad matriarcal y no es extraño que esta ideología condicione el actuar de nuestros sensibles legisladores.

También me preocupa que el artículo primero de la Constitución mencione la prohibición de discriminar a los individuos por sexo (que desgraciadamente se entiende como discriminación a la mujer y nunca al hombre) o edad (quince años, sesenta años, tres años, once semanas) y la SCJN diga que esta ley no es anti-constitucional.

El cuerpo de la mujer. No tengo ningún problema con que modifiquen su cuerpo a placer. Me parece que el autoestima es algo indispensable para nuestro desarrollo y felicidad, y la tecnología debe estar a nuestro servicio en la medida de lo posible para apoyar en esto. Modificar el cuerpo es válido. Que se corten el cabello, se pinten los ojos, se operen la nariz, se hagan la "lipo" o se quiten la matriz. Pero me parece que el ser en su interior no debe ser molestado. No es su cuerpo. Punto. Es una vida autónoma y por tanto obligados estamos a respetarle su derecho de existir. No son un montoncito de células más, y la madre es más bien incubadora del bebé, que el bebé una prótesis de la madre.

"Desgraciadamente" tiene la mujer que llevar esa carga, ese sacrificio de alimentar y cuidar a esta criatura, pero eso es un hecho natural. Impide ciertamente el desarrollo, pero si el valor del sano desarrollo físico y emocional de una persona está por encima del valor de la vida de otra, ¿sería legítimo matar a alguien que impide el sano desarrollo físico y emocional de otro?. Mi vecino tendría problemas, así como , los integrantes de RBD, Carlos Cuauhtémoc Sánchez, mi maestra Natividad y todos aquellos que en determinado momento de mi vida han interrumpido mi sano desarrollo o el de algún familiar o persona cualquiera.

Pues bienvenidos a la democracia. La tiranía de una mayoría voluble enardecida capaz de dictaminar la muerte de sus propios individuos pues no son vida útil todavía. No producen, solo molestan.
Bienvenidos a un sistema que no garantiza derechos fundamentales de la minoría indefensa y que solo permite que hablen los que están de acuerdo.

Me despido pidiendo que se realice un debate parecido al de la reforma energética. Así, de tantos días, con tantos ponentes, con tantas voces. Y también pido que se razonen los argumentos vertidos y no se trate de convencer con imágenes de mujeres llorando o de niños descuartizados.

¿Será mucho pedir?


Por: Edgar Martín Padilla*


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*Edgar Martín Padilla es estudiante de Derecho de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Egresado del Bachillerato de la UAA y con licencia para ejercer la docencia de la materia de Historia en nivel secundaria por el IEA. Se desempeña como Coordinador Pedagógico del Instituto Casa Blanca en la ciudad de Aguascalientes y miembro del Proyecto de reflexión y difusión filosófica ARCÁNGEL en San Juan de los Lagos, Jalisco.